Vivo en un país donde la inseguridad abunda y el dinero escasea, los políticos roban y el pueblo sigue votando por ellos ¿curioso no?
Hace unos días fui a una tienda de telefonía móvil, en la cola para que nos atendieran delante de mí se encontraba una familia de papa, mama y dos niños, a la mayor le calculo 14 y al pequeño 9. Cuando llega la hora de que a ellos los atiendan el hombre de la casa le habla al chico de la caja que quiere comprarle un chip a su celular, pues es el regalo de niño Jesús de su hijo más pequeño.
El muchacho que los atiende le pide el teléfono y factura del equipo móvil, yo como caraqueña me entero de las muertes diarias que hay por hurto de teléfonos y mas por la moda de los Blackberry, el cliente como era de esperarse saca el celular y para sorpresa de todos ¡ERA UN BLACKBERRY!
Para más colmo, después de que hacen todo el proceso le piden la dirección de la habitación del titular de la línea y PUFF otra sorpresa más. Viven en una zona roja de la capital de Venezuela, una barriada llamada 23 de Enero.
CONCLUSIÓN: Esos padres no quieren a sus hijos. ¿Cómo le van a entregar un celular de ese tipo a un niño que yo le daría como edad 7 u 8 años? Primero por vivir en un barrio, segundo con la delincuencia que hay y tercero por lo fácil que puede dañar o perder un aparato que según el modelo que vi cuesta entre dos y tres mil bolívares. Sus prioridades deben ser mudarse primero, esperar que el niño crezca y así no regalarle un celular que pese más que el propio dueño.
Mi país, que por más que lo ame alguno de sus habitantes no deberían existir.
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