Todos tenemos algo...

Todos tenemos algo que decir, escuchar y leer. ¿Por que no empezar con alguien que también esta empezando a decir? Aquí se escribe de todo, sea feo o bonito, tonterías y no tonterías. Se que las cosas más comunes que vemos a diario tienen algo que decir mas allá de lo que vemos a simple vista. Soy nueva en esto, lo admito, pero lo nuevo siempre llama la atención de todos.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Más allá del físico

Cuando un bebe nace y llega a la edad de cinco años, los familiares que los rodean empiezan a deducir a quien “salió”, a quien se parece, si tiene los ojos como la mamá o como el papá. Desde los 5 hasta más o menos los 10 años los niños adquieren o copian actitudes de los adultos que los rodean o que inclusive admiran. De los 10 a 17 esta la etapa de rebeldía, las hormonas se alborotan y todo ese cuento que nuestras madres nos decían cuando pasábamos por esa adolescencia. Algo que muchos olvidamos son esas acciones repentinas y totalmente improvistas que hacemos sin pensar.

Por ejemplo: soy de las personas que son muy “mano suelta”, doy pequeños golpecitos a cualquiera que le tenga un poquito de confianza cuando me molesto, me fastidian etcétera; mi madre es de las personas que vive estresada por todo, el país, su dos trabajos, la casa… en fin, todo de lo que se preocupa una mama normal pero el triple de estrés. En una salida de nosotras con mi novio fuimos a un centro comercial por primera vez, ella estresada nuevamente por no encontrar puesto para estacionar el carro nos pedía ayuda a mi novio y a mí para saber a qué pasillo del estacionamiento ir, todo exploto cuando llevamos diez minutos dando vueltas y no encontramos nada y mi novio veía y escribía en su celular… BOM, mi señora madre se ha volteado a ver al asiento trasero y le ha soltado un manotón en la pierna a mi novio que hubo un silencio total y cinco segundos después reacciona con un disculpa entre risas, un “disculpa” para nada serio.

Esto es una de las miles de características que podemos heredar sin darnos cuenta, hasta la manera en que movemos los brazos al bailar o como miramos al caminar. Para algunos les puede parecer muy obvio pero esa escena me marco de por vida (no más que a mi novio jaja) y me hizo reflexionar en que por más que nosotros intentemos formarnos como una persona única en este mundo, siempre tendremos pequeños pedacitos, buenos o malos, de las personas más cercanas a nosotros. 

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