Todos tenemos algo...

Todos tenemos algo que decir, escuchar y leer. ¿Por que no empezar con alguien que también esta empezando a decir? Aquí se escribe de todo, sea feo o bonito, tonterías y no tonterías. Se que las cosas más comunes que vemos a diario tienen algo que decir mas allá de lo que vemos a simple vista. Soy nueva en esto, lo admito, pero lo nuevo siempre llama la atención de todos.

miércoles, 22 de enero de 2014

Entrevista de trabajo

Contener los nervios, el temblor del cuerpo y mantener una sonrisa en la cara nunca es fácil cuando buscas empleo en una empresa reconocida


Mantener la cordura en una entrevista de trabajo es algo difícil, y es más complicado cuando la empresa a la que vas es una de las más reconocidas en Venezuela y en el exterior. El sudor, los ruidos estomacales y el temblor de las manos y los pies es algo que no puedo controlar por mi misma y es lo que quienes están a mi alrededor notan con más frecuencia.


Entro a la impetuosa edificación, me registro y veo, por casualidad, a alguien conocido a mi lado, nos saludamos y mis nervios se calman. La sonrisa nerviosa nunca falta, digo que estoy bien cuando mi estómago ruge y doy gracias a Dios por el ruido de la planta baja que cubre la fiesta de sonidos que sale de mi interior. El vigilante me hace entrar y estoy oficialmente dentro de la empresa. Mis nervios se intensifican más.


Sigo al ayudante de Recursos Humanos de la empresa que me guía a mí y a dos muchachas más por los amplios pasillos y el cafetín del edificio hasta llegar al departamento de reclutamiento de trabajadores. Paso a una mini sala de estar junto a las otras jóvenes que están en su primer día de trabajo, noto la felicidad y la paz que sienten por haber conquistado la meta que un día se propusieron. Sigo con la sonrisa nerviosa y reviso el celular constantemente para evitar el contacto visual incómodo con quienes me acompañan en el salón de espera.


De inmediato se retiran quienes me hacían compañía y cubrían con su charla los sonidos de mi estómago hambriento, me quedo sola entre cuatro paredes con el musical que interpreta mi abdomen que pide a gritos el desayuno que me salté al despertar para evitar el vómito nervioso.


Pasan cinco minutos y sigo mirando mi celular, otros cinco más y llega el muchacho que me guio hasta esta sala. Me pide que llene una planilla sencilla que por los nervios la comparo con las solicitudes de tarjetas de crédito, me apoyo en mi currículum para llenarla. Pasan otros diez minutos y regresa con un librillo y una hoja de respuesta para aplicarme una prueba psicológica de 250 preguntas en tiempo record. Continua la entrevista con una prueba de ortografía, veo una lista de 20 palabras que debo corregir con sumo cuidado. Para finalizar el mismo joven me entrega una hoja en blanco y me pide que dibuje una persona bajo la lluvia. Después de hacer todo paso finalmente con la persona que me llamó y después de ojear todo lo que hice comenta: “Conmigo pasaste, ahora te toca esperar mi llamada”.


¿Esto realmente fue una entrevista de trabajo o solo una visita al psicólogo patrocinado por un medio de comunicación?

"Conmigo pasaste, ahora te toca esperar mi llamada". Imagen de Google.

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